Por lo general los días domingos por la tarde se tiende a la depresión, y miles de notas y suicidios confirman dichas teorías. Todo ello no impide mi intención de escribir sobre mis sensaciones de una nueva semana vivida y el tormento de unos días largos y tediosos que nos separan del próximo week end.
Ante la tortuosidad de atravesar dicho puente, es que en los últimos tiempos he tratado de incorporar actividades placenteras durante la semana que interrumpieran la sensación de tedio que se produce en mi alma entre el lunes y el viernes. Pero por lo general, la semana se termina devorando al soñado break para ser arrastrado por la vida rutinaria.-
Y que es lo que creemos que nos causa más estupor… es la falta de tiempo que nuestras tareas corrientes nos esquilman sin compasión para trasladarnos del lunes al viernes, no teniendo piedad por nuestros estados de ánimo, intereses o lo que a usted ingenuamente le pueda llegar a gustar. Y todo esto se nos representa el domingo por la tarde, cuando el bálsamo que había comenzado el viernes por la noche empieza a partir sin atenuantes.-
No esperen que estas sensaciones desaparezcan con visitas periódicas a psicólogos, gurúes o pastores brasileños, dado que siempre la rutina semanal obtendrá el disfraz para convertir el hecho más divertido en un hecho vulgar y repetido.
Para no finalizar estas breves líneas como un nuevo canto desesperado de domingo por la tarde, siempre nos queda la esperanza que algún día volverá a ser viernes por la noche donde nos insertaremos en un mundo distracciones necesarios para recargar nuestros tubos de oxígenos para la vida diaria.-
Ante la tortuosidad de atravesar dicho puente, es que en los últimos tiempos he tratado de incorporar actividades placenteras durante la semana que interrumpieran la sensación de tedio que se produce en mi alma entre el lunes y el viernes. Pero por lo general, la semana se termina devorando al soñado break para ser arrastrado por la vida rutinaria.-
Y que es lo que creemos que nos causa más estupor… es la falta de tiempo que nuestras tareas corrientes nos esquilman sin compasión para trasladarnos del lunes al viernes, no teniendo piedad por nuestros estados de ánimo, intereses o lo que a usted ingenuamente le pueda llegar a gustar. Y todo esto se nos representa el domingo por la tarde, cuando el bálsamo que había comenzado el viernes por la noche empieza a partir sin atenuantes.-
No esperen que estas sensaciones desaparezcan con visitas periódicas a psicólogos, gurúes o pastores brasileños, dado que siempre la rutina semanal obtendrá el disfraz para convertir el hecho más divertido en un hecho vulgar y repetido.
Para no finalizar estas breves líneas como un nuevo canto desesperado de domingo por la tarde, siempre nos queda la esperanza que algún día volverá a ser viernes por la noche donde nos insertaremos en un mundo distracciones necesarios para recargar nuestros tubos de oxígenos para la vida diaria.-