
El estado que nos debe brindar seguridad no se puede poner a la altura de los “supuestos” criminales y terroristas. Y digo “supuestos”, porque los demócratas sostenemos que nadie es culpable hasta que un Tribunal debidamente constituido así lo determine. Todo ello deriva a que los estados “ejecutan” según el saber y entender del Jefe de gobierno de turno, de lo cual los argentinos podemos dar cátedra.-
Y los Estados Unidos están haciendo gala de la justicia por mano propia desde hace larga data, aunque en el caso de Saddam Hussein por lo menos se había efectuado un juicio, que a todas luces parecía un espectáculo circense, intentando establecer una pantalla de legalidad.-
Conclusiones rápidas. La muerte de Bin Laden fue un asesinato de un hombre desalmando y desarmado. El mundo no va a ser más seguro por la muerte de un hombre que vivía en un lugar veraniego en Pakistan con su esposa e hijo y algunos custodios. Cuidémonos de los que pueden decidir a su arbitrio sus enemigos de turno y resuelven las cuestiónes a su antojo, porque nos aleja de los principios democráticos que deben regir a cualquier sociedad organizada y nos hacen regresar a épocas, que en algunos lugares, se habían superado.
Donde habrá quedado la vieja frase de películas de Hollywood: “Entréguese y tendrá un juicio justo”
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