sábado, 28 de julio de 2012

Revolución Árabe, tecnología y alimentación


Los que dicen que las revoluciones árabes son consecuencias de las nuevas tecnologías tienen razón. Los que dicen que son consecuencia de la exclusión económica y social también la tienen. Es necesario enunciar la relación explosiva corporal e inclusión tecnológica para comprender lo que está pasando. En la última década los precios de los alimentos en todo el mundo no han dejado de aumentar; según la FAO, entre 2000 y 2010 la inflación ha sido de un 105% en términos nominales y un 70,20% en términos reales, con un 184% para el aceite, un 110% para productos lácteos y un 60% para la carne. Pero mientras los precios de los alimentos no han dejado de aumentar, los precios de las “tecnologías de representación” no han dejado de bajar: baste pensar, por ejemplo; que hoy puede adquirirse un teléfono móvil en cualquier lugar de África por un precio diez veces menor al que costaba hace diez años. En Túnez, por ejemplo, el 100% de las familias tiene cobertura televisiva; hay 96 teléfonos móviles por cada 100 habitantes, y si el número de computadoras personales sigue siendo bajo (18 cada 100 habitantes), el número de jóvenes con perfil abierto en Facebook es muy alto (4 millones de abonados a internet). Las cifras del resto del mundo árabe son iguales y pueden generalizarse a la mayor parte del mundo. Gente que apenas come, ve en cambio televisión; gente sin trabajo, tiene teléfono móvil; gente que no puede acceder a bienes de consumos elementales, accede a las llamadas redes sociales. Sin bien desigualmente repartidas, hay que recordar que en el mundo hay casi tantos aparatos de televisión como seres humanos, que ya son 5.000 millones el número de teléfonos celulares y que más de 1.000 millones de personas forman parte de Facebook, Twitters o MySpace……
Fuente: “Las  revoluciones árabes. Causas, consecuencias e impacto en América Latina”, exposición de Santiago Alba Rico, página 59, Capital Intelectual.

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