La
vida nos sitúa ante constantes desafíos. Y como los años van pasando, al igual
que algunas utopías que teníamos de joven, las fuerzas van mermando con el
transcurso de las décadas.
Pero
es cuando nuestras fuerzas merman donde debemos regresar a los principios
básicos que teníamos cuando iniciamos el camino, a reencontrarnos con nuestro
norte. Principios que tenías objetivos por los cuales que hubiéramos firmado
por tener los problemas que nos pueden aquejar hoy si la vida nos otorgaba todo
lo que nos dio.
Todos
tenemos una tendencia innata a ver el vaso medio vacío de nuestra existencia. Y
eso a veces no está mal, porque la insatisfacción es un motorizador para
conseguir nuevos objetivos. Pero cuando nuestro ciclo humano en esta tierra
empieza a recorrer los últimos senderos es bueno empezar a ver el vasa medio
lleno para no desanimarnos y sufrir de manera innecesaria. Sobretodo por las
circunstancias que nuestra voluntad no puede cambiar aunque quisiera.
No
cabe duda que debemos replantearnos constantemente donde estamos situados y
hacia donde nos dirigimos. Pero en algunas oportunidades debemos mirar el
espejo retrovisor y ver de donde venimos. Por supuesto, que mirar por el espejo
retrovisor nos puede impregnar de una gran melancolía por que nos señalará las
cosas que perdimos y no volveremos a recuperar y los anhelos que no pudimos conseguir.
Pero también es agradable darnos una palamada de felicitación con todo lo que
hemos obtenido, aunque no sea la totalidad de los soñado.
Estimados
amigos, al fin y al cabo, debemos tratar de lograr que no nos lleve la
corriente del rio de la vida. Y si no
podemos evitar que la corriente nos arrastre, debemos por lo menos saber que
estamos en una ola que nos puede conducir a sitios que no deseamos y, que
cuando sea posible, debemos salir de ella lo más pronto posible.
Una
de las muchas enseñanzas que me dieron los años, es entender que no hay un
único modo de ser feliz en la vida. La felicidad cada individuo la puede
encontrar en múltiples situaciones. Hasta la ignorancia, tan repudiada por el
suscrito, es el camino más corto para llegar a la felicidad. Por algo la
depresión es una de las enfermedades que más nos aquejan, la sociedad nos plantea la felicidad ideal
del mundo Facebook, donde todos nos exhiben sus pequeños momentos de éxitos
como algo contante, y que nuestra credulidad cree que es algo permanente.
Pero
a lo que no debemos renunciar es a replantearnos de buscar distintas
alternativas cuando los hechos no acontecen como deseamos. No convertirnos en
esas vacas que van mansas al matadero que irremediablemente los lleva a la muerte,
o el pavo que está feliz de que lo alimenten todo el año para ser deglutido en
el día de acción de gracias de los americanos.
Muerte
que a todos nos va a alcanzar, tarde o temprano, pero que por lo menos sea
luchando por nuestros ideales!!!!
Al
fin al cabo, la vida es un replante constante!!!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario