El gran filósofos
Aristóteles creía que todas las virtudes o fortalezas humanas son un punto
medio entre dos vicios: el extremo de la insuficiencia constituye uno de los
vicios, y el otro, el extremo del exceso. Así, para él la virtud del coraje
ocupa un punto medio entre los dos extremos de, por un lado, la cobardía
(respuesta insuficiente al peligro) y la precipitación ola temeridad (respuesta
excesiva). La virtud clásica del coraje no se entiende, en ningún caso, como
ausencia de miedo, sino que se concibe como la capacidad de actuar en apoyo de
grandes valores, por mucho que podamos experimentar miedo. Un hombre valiente
no es necesariamente el que no siente ningún miedo; más a menudo se trata
simplemente de una persona que hace lo que considera correcto aún a pesar de
los miedos que puedan amenazar con retenerlo.
Fuente: Dios, el Diablo y
Matt Murdock por Tom Morris
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