Cuando uno sostiene una teoría que posee los visos de valedera y es rechazada por la simple razón de no caer simpática por los destinatarios de turnos, a uno le queda un sabor amargo. Amargo porque en general se trata de que se adopten decisiones favorables a todas las partes interesadas en alguna cuestión. Amargo, porque ante la negativa, uno debe adoptar la decisión, en la mayoría de los casos, de retirarse o ponerse a un costado para observar como se desarrollan los acontecimientos.-
Si transcurrido el tiempo, nuestros puntos de vistas eran correctos nos sitúan en una posición incómoda. Incómoda porque debemos alzar las banderas del "te avise"; incómoda porque a pesar de haber advertido los tópicos sobre los que nos ibamos a enfrentar, los vamos a sufrir como si no los hubiéramos advertido.
Por lo expuesto, tiene valor que nos den la razón tardíamente?, y en el caso afirmativo, que valor?
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