Hay dos criterios posibles en cuanto al funcionamiento
adecuado de la democracia. Según uno de ellos, las opiniones de la mayoría
deben prevalecer absolutamente en todos los campos. Según el otro, cuando no es
necesaria una decisión conjunta, deben estar representadas distintas opiniones,
en proporción a su frecuencia numérica. Los resultados de estos dos criterios
son muy diferentes en la práctica. De acuerdo con el primer criterio, cuando la
mayoría ha decidido a favor de alguna opinión no debe dejarse que se exprese
otra y, si se expresa, tiene que limitarse a canales oscuros y carentes de
influencia. Según el otro criterio, las opiniones minoritarias deben tener las
mismas oportunidades de expresión que se conceden a las mayoritarias, solo que
en un grado menor.
Fuente: Artículo “La libertad y las Universidades” de
1940 de Bertrand Russell, poco después de que el Juez McGrehan considerase que
este era “indigno” de ser Profesor de la Universidad de la Ciudad de New York,
inserto en el libro “Porqué no soy cristiano”, Editorial edhasa.